La manipulación de la imagen nació junto con la imagen misma.
Al comienzo, la maravilla de poder reproducir de manera fiel y en un soporte permanente imágenes exactas del entorno inmediato permitió registrar lugares, personas, momentos y situaciones que había sido imposible lograrlo antes. Pero la posibilidad de moldear la imagen hasta llegar realmente a la representación más cercana a la visión del fotógrafo/artista constituyó el pilar fundamental en el devenir de la historia de la fotografía como arte e industria.
Los primeros procesos fotográficos producían imágenes monocromáticas (blanco y negro), por lo que la colorización de estas, (proceso que se realiza manualmente), se convirtió en uno de los métodos de manipulación fotográfica más populares, siempre en busca de un mayor realismo, tratando de lograr la perfección. El arte de colorizar a mano surgió y se extendió por Europa, y América, fue sin embargo especialmente admirado
en Japón y practicado por artistas de renombrada destreza donde fue extensamente utilizado, su popularidad se mantuvo incluso luego de la invención de la fotografía a color, a pesar de competir con procesos en auge como el Autochrome, la colorización a mano de las fotografías siguió siendo popular hasta finales de los años 30, donde producto de la crisis que provocó la gran depresión, fueron más infrecuentes los trabajos de colorización por encargo. Hasta que practicamente desapareció en los años 50 del siglo veinte.
La metodología se basaba fundamentalmente en colorizar cada uno de los elementos de la imagen en blanco y negro, utilizando témpera u óleos, también crayones y pasteles, con pinceles fabricados con madera y algodón en rama, y hasta los mismos dedos para agregar o disminuir la intensidad de un determinado color. Recuerdo que esta asignatura tenía el nombre de "Iluminación", era una de las más populares entre mis compañeros de la escuela de fotografía, teniendo otra connotación completamente diferente el hecho de "iluminar una foto".
La utilización de esta técnica de manipulación por algunos artistas a partir de la década de 1970 marca un tímido renacimiento, hasta finales de los 90, siendo el trabajo de Rita Dibert, Jan Saudek y Kathy Vargas los que han pasado la prueba del tiempo y de Wikipedia.
La conquista de nuestro tiempo y espacio por internet, influye en virtualmente todos los aspectos de nuestro universo, mediante la digitalización de nuestra realidad inmediata: familia, trabajo, entorno social; así como de nuestra memoria, tanto individual como colectiva.
En este marco ve la luz una nueva modalidad de manipulación fotográfica: la colorización "a mano" de imágenes antiguas o históricas en Photoshop.
Relativamente nuevo, el arte de darle color "a mano" en Photoshop a fotografías antiguas o históricas ha tenido una inesperada aceptación en el público general. El hecho de poder mostrar fotografías que han marcado la historia de la humanidad, como por ejemplo fotografías de la guerra de secesión americana (el conflicto mas fotografiado antes de la segunda guerra mundial) mostradas a todo color han logrado que hasta se haya filmado una serie para el canal de televisión por cable History Channel, especificamente con estas fotografías.
A pesar del boom mediático que está teniendo, esta modalidad tiene innumerables detractores, no el método en si, sinó el hecho de que el artista utilice fotografías de dominio público y les de otro significado al impregnarles color. La colorización de una fotografía antigua o histórica lleva más que simples conocimientos del software a utilizar, en este caso Photoshop, es indispensable la investigación previa, la cual debe ser realizada de forma exaustiva y cuya información derivada debe ser corroborada con diversas fuentes, al ser las imágenes de carácter histórico, incluso aquellas que solo muestran momentos cotidianos, cada color debe ser el adecuado, sino exacto, al menos muy aproximado a lo que debió ser. En este sentido es indispensable saber de que color, tonalidad e intensidad es cada superficie que aparece en la fotografía. Es impensable pintar de color azul un anuncio de Coca-Cola de los años 30, ¿cierto? Mayor cuidado se debe tomar al aplicarle color a fotografías con personalidades o momentos específicos de la historia, donde si aplicamos de manera errónea un tono, estaríamos cambiando la historia de manera literal.
Y este es precisamente el dilema: ¿Podemos confiar en el artista al darle color a una imagen histórica? Siempre sumará algún detalle de su impronta personal. Ciertamente la imágen al darle color adquiere una dimensión diferente, mas cercana, mas real, pero también el fotógrafo originalmente la tomó así, sin colores, aplicando su talento, buscando la perspectiva y el encuadre adecuados.
Estas son dos fotografías que forman parte de un proyecto mucho más grande. Imágenes con un profundo significado y connotación histórica.
La primera es el retrato de Calixto García Íñiguez, Mayor General del Ejercito Libertador y Lugarteniente General del Ejercito Libertador luego de la muerte en combate de Antonio Maceo (1896), durante la Guerra de Independencia de Cuba.
Este hombre fue rodeado por los soldados españoles siendo un oficial joven, durante la primera guerra (1868-1878), y para no ser capturado vivo intenta suicidarse de un tiro en la boca, pero tuvo la suerte de que la bala saliera por las comisuras del hueso frontal de la cabeza y se salvara su vida, dejándole una profunda cicratiz que llevaría siempre. La madre al conocer la noticia de que había sido capturado vivo no lo creyó "mi hijo nunca se hubiera dejado capturar" dijo ella.
Fotografía que muestra el momento del aterrizaje forzoso de un F6F-3 "Hellcat", en la cubierta del portaaviones USS Enterprise, el 10 de noviembre de 1943. El teniente Walter L. Chewning, Jr., USNR, está subiendo por el lado del avión para ayudar al piloto alférez Byron M. Johnson, al momento de la ruptura del tanque de combustible y estallar la aeronave en llamas. El piloto escapó sin lesiones significativas según Wikipedia.
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